La endodoncia consiste en eliminar el nervio del diente y sus vasos sanguíneos con el objetivo es restablecer la vitalidad del diente dañado. Se realiza bajo anestesia local, es indoloro y permite reconstruir y conservar los dientes que, de otra forma, habría que extraer. De esta manera, los dientes podrán seguir cumpliendo sus funciones de masticación y estética.
La detección y tratamiento tempranos evitan la extracción del diente natural y la pérdida del hueso que lo soporta. A la vez, se eliminan las infecciones dentales y se acaba con el dolor.
Los síntomas de daño o infección más comunes son:
Es muy importante señalar que los dientes tratados y restaurados con endodoncia pueden durar toda la vida si “se cuidan”. Puesto que los dientes tratados pueden sufrir caries en el futuro, es vital mantener unos buenos hábitos de higiene bucal y acudir a revisiones periódicas.
Para una correcta higiene bucodental, es fundamental realizar un buen cepillado después de cada comida. Además, hay que procurar no dejar pasar más de 15 minutos entre el final de la comida y el cepillado. El uso de colutorio e hilo dental contribuye a prevenir nuevas infecciones.